La Patrona



Nuestra Santa Patrona es la Virgen del Perpetuo Socorro, que le celebramos cada junio, el día veintiocho. Pero para preparar el día de fiesta, que era un lindo, hacíamos la novena las noches de antes a la fiesta mayor. Todos rezaban en cada casa, con devoción, con fe para, el día de vísperas al veintiocho, el veintisiete, ir a misa a rezar cantando el rosario en la capillita: la letanía que llamaban los mayores, porque eso de rezar cantando se hacía cuando yo era niño, hace ya tantos años…

El día principal de la fiesta se celebraba en grande, con toda la comunidad se celebraba. Teníamos la banda de pueblo que nos animaba, con doce músicos (aunque a veces no alcanzaba y venía solo “la media”, es decir, unos seis no más con sus instrumentos, que también era lindo, y eso que teníamos dos bandas más antes, para todas las fiestas) que tocaban alegremente el tambor, el bombo, el redoblante, el violín, el saxofón y otros instrumentos que ni sé cómo llamarán.

El día de víspera, después de la letanía, hacíamos una procesión para llevar a la Virgencita a la casa del prioste, porque era costumbre, porque así sabíamos. Y al día siguiente, antes de la misa, devolvíamos la procesión de la casa del prioste a la iglesia, con todita la comunidad animando, acompañando, mostrando pues la fe y la compañía.

Después de la misa ahí si se hacía “el día”, que era llenito de juegos como la “escaramuza”, el “torneo de las cintas” y el “gallo pitina”, que es otro del “gallo enterrado”, como le voy a contar. Pero todos los juegos pasaban en la plaza de la iglesia, o en la casa del prioste.

El prioste, valga decir, era alguno de la comunidad que había pedido ser prioste desde el año pasado (uno que quiere ser el “pasador” de la fiesta), desde la última fiesta y, por lo general, un prioste se mantiene muchos años, dependiendo la capacidad y la fe que tenga pues… porque todito el gasto hacía él: ¡comida y bebida para todos!

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